La moringa es una especie utilizada desde hace cientos de años en diversos países del mundo para curar multitud de enfermedades. Los análisis nutricionales realizados a este árbol de la vida y los diferentes estudios confirman que las propiedades de la moringa son casi milagrosas.
Este «milagro» se debe a la gran cantidad de proteínas, vitaminas, minerales y antioxidantes que se encuentran repartidos por las diferentes partes de la planta: hojas, flores, semillas, raíces, incluso su corteza tiene propiedades beneficiosas para nuestra salud.
En un post anterior, «Moringa, bienestar gracias a sus aminoácidos«, conocimos los aminoácidos que tiene la moringa y sus beneficios para nuestro organismo. Hoy vamos a profundizar en los minerales y vitaminas que pone a nuestra disposición el árbol milagroso.
Comenzaremos hablando del calcio, uno de los minerales más importantes que necesita nuestro cuerpo y que interviene en multitud de funciones básicas en nuestro cuerpo como el crecimiento, el correcto mantenimiento de nuestro organismo, la coagulación de la sangre, la transmisión de los impulsos nerviosos, la contracción y relajación de los músculos, la secreción de las hormonas y la activación de las enzimas. Por otra parte, todos conocemos la necesidad del calcio para nuestros huesos, por lo que es perfecta para prevenir enfermedades como la osteoporosis al contener mucho más calcio que la leche.
El hierro también juega un papel importante en nuestro cuerpo al influir directamente sobre la formación de la hemoglobina y la mioglobina. También hay que tener en cuenta que el hierro forma parte de numerosas proteínas y enzimas de nuestro organismo además de mejorar nuestra agilidad mental. Por todos es conocido que alimentos como las lentejas o las espinacas son ricas en hierro, pues bien, la moringa nos aporta cantidades muy superiores de este mineral que esos alimentos.
En cuanto al potasio hay que decir que tiene una función fundamental a la hora de regular el pH de nuestra sangre y nuestros tejidos además de influir, junto con el calcio en una correcta presión sanguínea. Este árbol contiene quince veces más potasio que los plátanos.
Todos estos minerales, junto con el cobre, el magnesio y el zinc, se encuentran en las hojas de esta maravillosa planta.
Si hablamos de las vitaminas, hay que destacar la presencia de vitamina A, vitamina B1, vitamina B2, vitamina B3, vitamina C y vitamina E en sus hojas y semillas que están consideradas como componentes orgánicos promotores de salud y bienestar.
Por último, hemos nombrado al comenzar este artículo, que la moringa tiene una gran cantidad de antioxidantes, y es que está demostrado científicamente que el árbol de la vida es una de las fuentes naturales que presenta una mayor cantidad de antioxidantes, aportando a nuestro cuerpo hasta 46 diferentes. Los antioxidantes son tan deseados hoy en día debido a que combaten los signos de la vejez, tanto relacionados con la belleza y la estética, como con la salud de nuestro cuerpo. Además, son elementos esenciales a la hora de prevenir enfermedades como el cáncer.
Como vemos, con todas estas propiedades podemos entender por qué llaman a la moringa el árbol de la vida.