Si creemos que la moda de ir los fines de semana o en vacaciones a disfrutar de sesiones de spas y jacuzzis es algo de nuestros tiempos, estamos muy equivocados. Hace más de 2000 años los romanos ya inculcaron esta costumbre a la que asistían sin falta.
La visita de los romanos a las termas o baños de vapor era casi una obligación para los romanos de recursos. La entrada a las termas no estaba explícitamente prohibida a las mujeres, pero todas las mujeres romanas distinguidas, se hacían cuidar en los cuartos de baño de sus casas, donde también disfrutaban de baños de leche de burra, que afirmaban que tenían muy buenas propiedades para la piel como hidratante natural, para cada baño, eran necesarias la leche de más de 100 burras.