Las mujeres sucumben más fácilmente a la presión de la sociedad por lo que las lleva más fácilmente que a los hombres a empezar a fumar y a beber. Así lo ha publicado un estudio realizado por la revista Health Education & Behavior.
Sin embargo los padres pueden evitar que sus hijos caigan en estos dos vicios, ayudándoles a canalizar toda esa presión social a la que se ven sometidos y evitar así que empiecen a beber alcohol o fumar.
El estudio también recalca que los hijos que se sienten respetados y escuchados por sus progenitores, tienen menos posibilidades de empezar a fumar o beber respecto a otros chicos con un entorno familiar mas desatendido.