La meditación cada vez se encuentra más extendida por occidente, pero en esta región del mundo todavía se asocia la meditación con la religión cuando no tienen por qué ir de la mano.
Esta técnica oriental es muy difícil definir ya que cada persona que la practica, lo hace «a su manera», es decir, lo hace con un fin personal, de una manera personal y experimenta sus propias experiencias que no son extrapolables a otra persona aunque su fin y manera de meditar sean los mismos.
Aún así, independientemente del motivo por el que meditemos, de la forma en que lo hagamos y de las experiencias que vivamos al meditar, esta técnica tiene una serie de beneficios tanto a nivel corporal como mental que nos van a ayudar a todos a mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud notablemente.
Veamos los principales beneficios de la meditación:
- Aumenta las emociones positivas.
- Estimula el sistema inmunológico.
- Reduce los dolores y las inflamaciones tanto de articulaciones como de los órganos.
- Mejora la memoria y atenúa la capacidad de atención.
- Disminuye la ansiedad, el estrés y la depresión.
- Mejora la empatía y la compasión.
- Promueve la solidaridad.
- Disminuye la sensación de soledad.
- Si se medita en un aula común o en un taller, hace también que mejore nuestra vida social.
- Mejora la salud de nuestra cerebro ya que aumenta el grosor cortical, la materia gris y el volumen del cerebro.
- Aumenta nuestra perspectiva a la hora de ver los problemas o la vida cotidiana.
- Mejora la salud de todos los órganos de nuestro cuerpo.
- Nos brinda una sensación de bienestar maravillosa.
- Mejora la creatividad y despierta la mente.
Si nunca has meditado y después de leer la cantidad de beneficios que nos puede aportar decides probarlo, aquí te dejo unos pasos muy sencillos para que te pongas a meditar en tu propia casa en un rato que tengas libre y tranquilo.
El momento y el lugar para meditar son muy importantes ya que es básico estar tranquilos y que nadie nos moleste. Para mejorar el ambiente podemos dejar una luz tenue, encender algún incienso, poner algunas velas e incluso dejar música relajante de fondo.
Una vez que tengamos el lugar y el momento elegidos y la habitación preparada, necesitaremos aprender una postura correcta para evitar hacernos daño y que la meditación sea más eficaz. Si no somos muy flexibles podemos sentarnos en una silla con la espalda recta, las piernas juntas, las rodillas formando un ángulo de noventa grados y las manos sobre las rodillas. Si somos algo flexibles podemos colocarnos de rodillas en el suelo, sobre una colchoneta o una manta doblada, con los glúteos sobre los talones, las piernas juntas, la espalda recta y las manos sobre los muslos. Si somos muy flexibles nos podemos colocar en la famosa postura del loto o del medio loto.
Una vez elegida la postura, entrecerramos los ojos, metemos ligeramente el mentón hacia dentro y contamos nuestras respiraciones para intentar dejar la mente en blanco. Contaremos de uno a diez, sólo las inspiraciones, durante unos diez o veinte minutos.
Probar a meditar y compartir con todos nosotros vuestras experiencias.